27/11/13

En el teatro, la investigación debe ser puesta a prueba constantemente, en la representación y en la actuación. Sólo así, éste podrá revitalizarse.
Se puede tomar cualquier espacio vacío y llamarlo escenario. Colocamos allí a una persona (un actor, una actriz) y otra enfrente, observando lo que hace. Tan sólo eso hace falta para llevar a cabo un acto teatral.
Ya lo demostramos, sobradamente, con "Johnny and me".
Teníamos una mujer. Sólo teníamos una mujer. De otra nacionalidad, con un nombre extraño, con otros referentes. Algo aparentemente ajeno a la realidad cotidiana del españolito medio. En un espacio desnudo, vacío.
Y cuando todo el mundo se preguntaba qué iba a salir de aquello… pues de aquello salió teatro. Porque el teatro es un lenguaje universal, igual de útil aquí o en Zambia.
Por otra parte, no debemos atar la palabra a las indicaciones que, sobre el texto, hace el dramaturgo. Los mejores dramaturgos son los que menos acotan. Porque la mayoría de las indicaciones son inútiles. Y con respecto al actor hay que decir que la única manera de interpretar bien un texto dramático es volver, desde el inicio, a la creación original. Por tanto, el actor debe recorrer el camino de la creación del personaje, camino que en su día transitó el autor del mismo, el dramaturgo, si bien uno lo hizo desde un punto de vista intelectual, y el otro ha de llevarlo a cabo desde una perspectiva más orgánica. 
Si quieres; visceral.




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