5/11/13

El ensayo de ayer lunes fue una pasada. Comenzamos como solemos hacer siempre… hablando. Tamara es muy consciente de lo importante que resulta la formación para un actor y lee todo lo que cae en sus manos, ve mucho teatro y pregunta a todo el mundo. Yo le había pasado un par de direcciones de You Tube: el monólogo de Segismundo de La vida es sueño, interpretado por Julio Núñez (1), el mismo interpretado por Blanca Portillo (2), y el video book de Karmele Aranburu (en el que hay un fragmento de su doña Inés, en el Don Juan) (3). Los comentamos y nos quedamos con un par de ideas con las que jugar en nuestra Juana.
Desde el principio, Tamara se agarraba al hálito del personaje. Yo me agarraba a la silla.
Ella repetía y repetía incansable, inasequible al desaliento, mientras yo forzaba la máquina, pidiéndole un tono de voz más grave, una pausa más larga, un gesto más sutil.
Por fin; cuando comprendí que había llegado al punto en el que podía plantearse seriamente alojar el mango de su paraguas en píloro de un servidor por vía nasal, cambiamos de estrategia. Le pedí que jugara, que improvisara y que se moviera de un lado a otro de la sala. Y entonces apareció Juana: espalda recta, barbilla alta, voz firme. Mágico.
Nota: Acababan de fregar, así que la Batcueva olía bien. A pino. ¡Vivan las señoras de la limpieza!




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